TOMARES VIVE UNA GRAN NOCHE FLAMENCA CON LA VOZ DE LA EXPERIENCIA DE JOSÉ DE LA TOMASA, EL GRAN FUTURO DE MANUEL DE LA TOMASA Y EL ESPECTÁCULO SIN LÍMITES DE PEDRO EL GRANAÍNO
Había mucha ilusión entre los muchos y buenos aficionados al flamenco por el cartel programado este año por la Peña Cultural Flamenca para el 43 Festival Flamenco Ciudad de Tomares, uno de los más antiguos de Andalucía que en estas más de cuatro décadas se ha ganado el respeto del mundo del flamenco.
Organizado por la Peña Flamenca y el Ayuntamiento de Tomares, la noche, presentada por el flamencólogo Manuel Cerrejón, rindió homenaje a Rafael Cansino, dueño del último cine de verano privado de la provincia, que durante más de una década cedió su patio de butacas para acoger al Festival de Tomares.
En el cante, el primero en actuar fue Juanfran Carrasco, una de las jóvenes voces a la que, como demostró sobre el escenario, le espera un gran futuro. Le siguió uno de los cantaores más importantes del panorama nacional, José de la Tomasa, quien una vez más demostró toda su maestría y que escucharle a él es hacerlo a la voz de la experiencia.
El propio José dio paso a una de las más gratas sorpresas de la noche, su nieto, Manuel de la Tomasa, quien fuera de programa con un cante por toná y otro por seguirillas dejó claro que la continuidad de la saga de los Tomasa está garantizada.
El tercero del cartel en intervenir fue Antonio Reyes, toda una institución que, como dicen los entendidos, al festival que va no falla, y en Tomares, no falló. Fue un gran acierto.
El encargado de poner el cierre fue Pedro El Granaíno, un cantaor que ya estuvo en el Festival del 2014 y que le supuso el despegue en su carrera y que este sábado, ante un público entregado, confirmó que su voz sobre el escenario es todo un espectáculo, sin límites, un gran cantaor que huele a canela y clavo por sus cantes por Tomás Pavón.
La Debla y grandes tocaores
Pero si el público se emocionó el Patio de las Buganvillas tomareño con las cinco voces, no lo hizo menos con el saber estar sobre el escenario de una de la grandes bailaoras y coreógrafas más reconocidas del flamenco, María Teresa Vázquez Gil, La Debla, y con el siempre imprescindible toque de maestros de la guitarra como el tomareño Antonio Gámez, Antonio de Patrocinio, José de Pura y Diego Amaya, que demostraron su buen hacer y su mucho arte en una gran noche flamenca.