"Cinema Tomares" es el último superviviente de los antaño numerosos cines de verano. Una experiencia diferente de ver cine que para los cinéfilos se ha convertido en una auténtica reliquia. Y para las numerosas familias que lo visitan cada verano, en el gran aliciente de las noches veraniegas, donde pasar una agradable velada disfrutando de los éxitos más taquilleros del año mientras se saborean ricas tapas, montaditos o hamburguesas y refrescantes bebidas bajo la luz de la luna, por tan solo 4 euros la entrada.

Las películas se proyectan todos los días de la semana de lunes a domingo, hasta el 10 de septiembre, con una única sesión a las 22:30 horas (a las 22 horas a partir de septiembre). Y lo hace de nuevo este año, al igual que el año pasado, con la tecnología en Digital 2D, que permite al público ver las películas con la máxima calidad de imagen y sonido, en la pantalla gigante de 72 metros cuadrados.

Así lleva ocurriendo en los últimos cincuenta y dos años, desde 1964, año en el que se fundó. Más de medio siglo proyectando las mejores películas del año, gracias al empeño, cariño y dedicación de la familia Cansino que lo regenta.

Y es que el cine corre por las venas de esta familia tomareña, que lleva más de 60 años volcada en este negocio familiar para dar continuidad a la gran pasión y sueño del abuelo Rafael Cansino Vega, fundador también en 1957 del antiguo cine de invierno que se ubicaba en la calle Clara Campoamor (frente al antiguo colegio Tomás Ybarra), el primer cine que tuvo la localidad.

Once años tenía por aquel entonces Rafael Cansino (hijo), su fiel valedor y alma mater de Cinema Tomares, quien lleva toda una vida dedicado a este proyecto, cuyo amor lo ha convertido, en un espacio único en Sevilla, el Aljarafe y la provincia.

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