Fantasmas, muertos vivientes, payasos infernales, vampiros, brujas y todo tipo de horribles monstruos desfilaron por las calles de Tomares el pasado jueves, desde bien temprano, para celebrar Halloween, una tradición importada de los Estados Unidos que hunde sus raíces en la festividad celta de Samhain, con la que los irlandeses celebraban el fin de la cosecha y la llegada del solsticio de otoño.

La creencia ancestral de que, en esta noche, los muertos caminan entre los vivos ha evolucionado hasta convertirse en la exaltación del terror, eso sí, siempre con la diversión por bandera y en un ambiente en el que gritos y risas se alternan por igual para exorcizar nuestros miedos entre telas de araña y visiones fantasmagóricas.

A las 19.00 horas, decenas de personas se agolpaban a las puertas de la Casa del Terror, que año tras año, deleita a los amantes de la oscuridad con su recorrido “infernal” entre fantasmas, demonios, tumbas, espíritus y objetos en movimiento. Hasta las 1.00 horas, los amantes de la adrenalina pudieron tomar parte en esta actividad organizada por Mariví e Inma Salmerón y Manuel Ceballos, del Club Hípico Galapagar.

Los más pequeños también disfrutaron de Halloween en Tomares gracias a las fiestas infantiles que el Ayuntamiento organizó en dos de sus parques más emblemáticos: el Parque de la Música, situado en Aljamar, junto al Colegio Tomás de Ybarra, y el Parque Montefuerte, junto al Auditorio Municipal. Regalos, disfraces, música y un gran ambiente que se mantuvo hasta bien entrada la noche para conjurar a los espíritus y celebrar la vida en la noche de los muertos.