Encuentro literario con el escritor Fernando García Calderón este jueves,10 de noviembre
Fernando García Calderón compagina la escritura con su trabajo como ingeniero de caminos. Su obra ha sido galardonada en múltiples certámenes. Comenzó la andadura literaria probando fortuna en los mil y un certámenes de relatos de la geografía española, siendo su obra reconocida en los premios Jauja (Valladolid, 1989), Gabriel Miró (Alicante, 1992), Juan Ortiz del Barco (San Fernando, 1994), Jara Carrillo (Alcantarilla, 1995), Max Aub (Segorbe, 1995), Villa de Iniesta (Iniesta, 1996), Cuentos de Invierno (Ponferrada, 1997), Alfonso Sancho Sáez (Jaén, 1997), Villa de Quintanar (Quintanar del Rey, 1998), Miguel Cabrera (Morón de la Frontera, 1999) y Marco Fabio Quintiliano (Calahorra, 2000), entre otros.
En 1997, da el salto a la novela con dos galardones consecutivos: El vuelo de los halcones en la noche (Félix Urabayen) y El hombre más perseguido (Ateneo-Ciudad de Valladolid). Será a partir de 2005 cuando García Calderón deforme los géneros en una novela de corte histórico y una obra de intriga que califica de “novela gris marengo”, obteniendo un nivel de ventas que no había conocido hasta ese instante.
Títulos suyos son Lo que sé de ti (Ediciones Destino, 2002), La noticia. (Algaida Editores, 2006), La judía más hermosa (Algaida Editores, 2006), La resonancia de un disparo (Algaida Editores, 2008), Yo también fui Jack el Destripador. (Ediciones del Viento, 2015) y Nadie muere en Zanzíbar. Entre sus volúmenes de relatos, destacan El mal de tu ausencia (Ediciones Alfar 2000), y Sedimentos en un pantano (junto con Eulalia Banda. Ediciones Alfar, 2005).
“Diario de Ausencias y Acomodos”
Tras varias novelas, García Calderón vuelve al relato con “Diario de Ausencias y Acomodos” (Alfar). Un volumen en torno a la relaciones entre las dos formas de expresión, la pintura y literatura, que firma junto con su ‘alter ego’ Facundo Laboa, y que está inspirado en la desconocida figura del lingüista sevillano Juan Ángel Santacruz de Colle.
Dar a conocer su figura, era una deuda “fruto de una promesa en el seno de mi familia”, explica el autor de esta nueva obra compuesta por quince relatos, donde cada relato es sugerido en uno o varios cuadros de un pintor determinado.
“Si la esencia de la pintura es conmover mediante un conjunto de pinceladas, hagamos nosotros que las pinceladas muden en palabras y que la palabra se gane el corazón de quienes la lean”, añade el escritor.